Había quedado con ella en una pequeña cabaña perdida entre la nieve y sabia que ya estaba allí; esperándome. Por un momento el miedo a conocer lo desconocido me hizo dudar si debía seguir o no con esa aventura, pero debo reconocer que un escalofrió recorría mi cuerpo y despertaba todos mis instintos. Mi aventura empezaría en el mismo momento en que abriera esa puerta y estaba seguro y decidido; quería abrirla.
Podría perder mi tiempo en describiros el interior de la cabaña, pero ni quiero ni me acuerdo. Ella estaba allí, tumbada sobre una alfombra frente el fuego de la chimenea. Llevaba un precioso corsé negro con ligeros y medias negras, su pelo rizado y alborotado y en sus ojos el reflejo del fuego. En sus manos una copa de cava que acerco lentamente a sus labios, bebió de ella y me ofreció la copa. No sabía si era sed o deseo de poner mis labios sobre esa copa que ella había rozado, pero bebí como si fuera mi última vez, hasta que agote la última gota.
Estaba de pie frente a ella, ¡Dios! Si hubiera sido el diablo le hubiera vendido mi alma sin dudarlo un momento. Ella se arrodillo y cogió la copa de mis manos. La volvió a llenar y al ir a beber de ella dejo caer sobre su pecho el cava. Mojo sus dedos en su propia piel y los acerco a su boca para beber de esas gotas, recorriendo con ellos la forma de sus labios y saboreando provocativamente cada uno de sus dedos. Siguió hacia abajo, recorriendo con su mano el cuello lentamente y ofreciéndome lo que aquel corsé escondía empezó a acariciar sus pechos.
Si existe la provocación os puedo asegurar que toda, toda, estaba en esa cabaña. Me arrodille frente a ella y bebí de sus labios, recorrí su cuello con mi lengua y seque el cava de su pecho con mi boca. Deje que mi mano jugara entre sus piernas, que mis dedos jugaran con su humedad haciéndome conocer así, que quería más y más…
Recorrí cada centímetro de su piel con mi lengua, juguetee con sus pezones, su ombligo, su cintura y por fin llegue a mi destino. Perdí mi tiempo entre sus piernas, saboreándolo con mi boca, jugando con mis dedos; combinando mis juegos al movimiento rítmico de su pelvis. Escucho su respiración, continua y agitada; sus gemidos aumentado según siento entre mis brazos como su cuerpo se va arqueando de placer...
¿Por qué despertaremos de los sueños en el mejor momento?
CRISTAL
Podría perder mi tiempo en describiros el interior de la cabaña, pero ni quiero ni me acuerdo. Ella estaba allí, tumbada sobre una alfombra frente el fuego de la chimenea. Llevaba un precioso corsé negro con ligeros y medias negras, su pelo rizado y alborotado y en sus ojos el reflejo del fuego. En sus manos una copa de cava que acerco lentamente a sus labios, bebió de ella y me ofreció la copa. No sabía si era sed o deseo de poner mis labios sobre esa copa que ella había rozado, pero bebí como si fuera mi última vez, hasta que agote la última gota.
Estaba de pie frente a ella, ¡Dios! Si hubiera sido el diablo le hubiera vendido mi alma sin dudarlo un momento. Ella se arrodillo y cogió la copa de mis manos. La volvió a llenar y al ir a beber de ella dejo caer sobre su pecho el cava. Mojo sus dedos en su propia piel y los acerco a su boca para beber de esas gotas, recorriendo con ellos la forma de sus labios y saboreando provocativamente cada uno de sus dedos. Siguió hacia abajo, recorriendo con su mano el cuello lentamente y ofreciéndome lo que aquel corsé escondía empezó a acariciar sus pechos.
Si existe la provocación os puedo asegurar que toda, toda, estaba en esa cabaña. Me arrodille frente a ella y bebí de sus labios, recorrí su cuello con mi lengua y seque el cava de su pecho con mi boca. Deje que mi mano jugara entre sus piernas, que mis dedos jugaran con su humedad haciéndome conocer así, que quería más y más…
Recorrí cada centímetro de su piel con mi lengua, juguetee con sus pezones, su ombligo, su cintura y por fin llegue a mi destino. Perdí mi tiempo entre sus piernas, saboreándolo con mi boca, jugando con mis dedos; combinando mis juegos al movimiento rítmico de su pelvis. Escucho su respiración, continua y agitada; sus gemidos aumentado según siento entre mis brazos como su cuerpo se va arqueando de placer...
¿Por qué despertaremos de los sueños en el mejor momento?
CRISTAL
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