martes, 10 de noviembre de 2009

UN VIAJE A MADRID


El taxi me recogió de mi casa a las 6.30 de la mañana y aunque apenas había dormido cuatro horas, el estado de euforia en el que me encontraba superaba el cansancio de mi cuerpo.
En ese taxi viajaban ocho personas y aparte del conductor y por supuesto yo, las demás superaban con creces los sesenta y cinco años; imaginaros el viajecito… (Que si mi casa esto, que si hace frió, que la Semana Santa, que si los tomates, que si mi nieto…) vamos una conversación muy entretenida y estresante.
Opte por apoyar mi cabeza en la ventanilla y cerrar los ojos. Demasiado nerviosa para dormir, así que empecé por imaginar:

“Lo primero era encontrar un hotel, ducharme, maquillarme y tranquilamente decidir que ropa me iba a poner. Luego situaría la clínica, le llamaría y esperaría a que llegara la hora. Tenia que tener tiempo para relajarme.”

Y ¿Qué pasaría cuando estuviéramos uno frente a otro? Aunque nos hubiéramos visto ya por la cam seguro que no todo seria igual. Internet no deja de ser una realidad trucada y eso me daba mucho miedo.
¡Seguro que no le gustaba!, por la cam no se veían mis arrugas, ni mi barriguita, ni mi celulitis, vamos todo eso que una mujer de mi edad odia tanto.
¡Dios! ¿Que estaba haciendo? imaginar o jorobarme a mi misma ese día que llevaba tanto tiempo planeando.
Y ¿si cuando llegara el momento no me atrevía? Pues menudo lió… ¡no! eso no iba a pasar; estaba decidida e iba a por todas.
Así que sonreí para mis adentros y volví a imaginar:

“Estaba decidido, no le iba a dejar actuar y ese masaje que me debía lo tendríamos que dejar para otro día. En cuanto le viera me abalanzaría sobre el, no le daría opción a dudar. Le acorralaría contra la pared sujetando sus manos contra la pared, besandolo desesperadamente e intentado conseguir que su sexo empezara abultar debajo de sus pantalones…”

Cuando desperte estábamos en Jetafe, el viaje me había resultado muy, muy corto.
Pero como siempre una vez mas, las cosas nunca pasan como imagino…
Sabéis; me he pasado la vida imaginando y mientras mi imaginación absorbía cada segundo de mi vida, esta iba pasando ante mi y yo como roca inerte seguía esparando, seguía imaginado. Nadie me enseño, nadie me explico que imaginar es soñar y que los sueños son sueños, nadie quiso contarme nunca que basar mi vida en un sueño no me iba a conducir mas que a la desesperación del llanto… pero bueno eso es otra historia y aunque os serviría para comprender por que mi decisión actual de vivir el momento, a coger lo que la vida me ofrece… pues tal historia ahora, la de mi vida, no viene a cuento.
Esperaba llegar a Madrid sobre las 11 de la mañana, pero claro llegue a las 13 horas y el taxista para facilitarme el encontrar un hotel me dejo en una zona donde (entre comillas) me seria mas fácil encontrar alojamiento.

¡Fácil! Puede que yo sea complicada, pero el que me gustaba estaba lleno y el que disponía de plaza ¡dios! Pero si casi puede ver las cucarachas por los pasillos.
Estaba empezando a ponerme muy nerviosa y eso os puedo asegurar que eso ya era muy difícil. Estaba caminando por Madrid, una ciudad muy grande y desconocida para mí.
Le llame por teléfono para confirmar la hora, sobre las 14.15 horas me estaría esperando. Fabuloso, eran la 13.30 y yo sudando como un pollo, en un lugar de Madrid que no había visto en mi vida y buscando un sitio para poder alojarme.
Tenia ganas de llorar y por mucho que mirara a un lado o a otro no veía ningún cartel en el que pusiera hostal, hotel, pensión… Pero bueno, no todo va a ser tan negativo por fin un cartel. La entrada era bonita y lo más importante estaba limpio. Toque el timbre pregunte y ¡sorpresa!, estaba ocupado. Me aconsejaron otro hostal que estaba algo mas abajo, así que seguí andando y como no, también estaba ocupado.
Ya no sabia si reír o llorar, así que pare de andar, intente respirar y relajarme y pensar que lo que me esperaba valía la pena. Levante mis ojos y como en las películas… HOSTAL CORDOBA; estaba limpio, el señor de la recepción era encantador y tenia habitaciones vacías. ¡Por fin!
Eran las dos menos diez, estaba bastante lejos del lugar de mi cita y lo único que deseaba era una ducha, ya había descartado la idea de maquillarme, elegir mi ropa y relajarme. Así que me duche rápidamente, me puse lo primero que saque de mi maleta, salí a la calle y coji un taxi.
Me olvide ponerme el brillo en mi barra de lápiz fijo y notaba los labios secos y tensos, busque en mi bolso y encontré un pintalabios, lo use y me lo puse sobre el otro, eso no solucionaba el problema de mis labios pero bueno, ocupo mi tiempo.
Llegaba tarde y le pregunte al taxista cuando tiempo tardaríamos en llegar, el chaval súper simpático me aseguro que en diez minutos como máximo estaría allí.
Así fue en diez minutos llegamos. Bueno y ahora que… llame a mi pareja,” ¿estas seguro? Si no entras me enfado”. Bueno pues le llame y me dijo que salía a buscarme, espere. No creo que fueran mas de cinco minutos, pero a mi me parecieron eternos.
La verdad; me sorprendió, era mas guapo de lo que yo podía ver por la cam, me recordó a alguien… pero eso también es otra historia.
Estaba tan nerviosa que no sabia ni lo que hacia, cuando nos vimos me dijo: “un beso” tenía tantas ganas de desaparecer del mapa en ese momento que ni le rocé la mejilla con mi beso.
Me enseño la clínica, hablamos de que… pues de banalidades sin importancia y me enseño la sala donde daban masajes.
Me pidió si estaba dispuesta a recibir ese masaje, yo conteste que si y me dijo que me desnudara de cintura para arriba y me tumbara boca abajo sobre la camilla; el, mientras se iba a poner la ropa de trabajo.
Por supuesto no me quite toda la ropa, llevaba puesto un boddy negro y me lo deje. No era cuestión de ponérselo tan fácil.
¡Todo! ¡todo! ¡Todo!, todo vestidito de blanco; así con su batita, sus pantalones, sus zapatitos, ¡madre mía! ¡Para comérselo enterito!
Por supuesto me dijo que de eso nada, que me tenia que bajar el body, para poder darme el masaje; así que fui obediente y me lo baje.
Unto su manos, supongo que con algún tipo de aceite o crema y empezó el masaje.
¡Que me relajase! ¡Ja, ja, ja! Como si eso fuese facil. Mi cabeza estaba apunto de estallar, no hacia mas que pensar y pensar.
Por un lado mi pregunta era ¿Qué estaba haciendo?; por otro mi contestación “VIVIR”, (no creo que encontréis justificada mi contestación pero si conocierais algo mas de mi, os seria mas fácil comprenderme, pero como ya os dije antes… eso es otra historia).
Y por última, mi decisión, yo no me muevo de aquí a no ser que me echen.
Intentaba cerrar los ojos y sentir sus manos, era básicamente imposible. El, intentaba hablar conmigo, me preguntaba continuamente en que pensaba y yo, muy segura (pero mintiendo) le contestaba que nada.
¿A ver, en que creéis que podía pensar? Ja, ja, ja…
¿Qué tengo que hacer? Esperare, seguro que el tomara la iniciativa, por supuesto tenia muy claro que el estaba súper tranquilo y que lo tenia todo controlado (después supe que no era así). Pero una vez tomada esa decisión, la de dejarme llevar, empecé a relajarme, empecé a sentir sus manos y a desear. Empecé a ser yo.
Y así fue, cerré mis ojos y empecé a sentir por primera vez sus manos sobre mí; empecé a desear que acabara ese masaje, empecé a querer con muchísimas fuerzas todo lo que me ofreciera ese momento.
No paso mucho tiempo… él me dijo que iba a buscar algo. Sabía perfectamente que es lo que iba a buscar, lo sabia por que me había hablado de ello.
Cuando sentí esa vibración por mi espalda me di cuanta que el masaje había llegado a su fin y de nuevo mis nervios a flor de piel. Gracias que el volvió a hablarme, y de cierta manera me obligo a dejar de pensar, cosa que reconozco me fue muy bien. Así que volví a cerrar mis ojos y empecé a sentir de nuevo, pero eso si cada vez sentía mas.
Recorrió mi espalda y bajo hacia mis glúteos, (mi corazón empezó a latir rápidamente y mi respiración se entrecortaba) recorrió mis piernas y volvió a subir hacia arriba. Paro de nuevo en mis glúteos e iba ejerciendo presión entres mis muslos.
Relajada por fin, por completo, entre abrí mis piernas ya no solo notaba la vibración, empecé a notar sus dedos…
En mi viaje de regreso, no hubo dudas ni pensamientos… aproveche para disfrutar del paisaje que me ofrecía ese momento.

CRISTAL

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