Estoy
gorda ¡GORDA!
Doy
por hecho que a la mitad de vosotras os pasa lo mismo que a mí. Y doy por hecho
que la mitad de los que os lo recuerdan (me refiero preferentemente al sexo
masculino) suelen estar más gordos que vosotras.
Primero;
ellos tienen una extraña ventaja sobre nosotras, no sé si por la acumulación excesiva
de cerveza o por no parir, pero ellos no tienen la barriga fofa o blanda,
suelen tenerla dura y eso es motivo suficiente para que nos lo echen en cara: “mira
cariño yo la tengo dura, tu no… tienes que hacer gimnasia”.
¡Pero
si son incapaces de verse los pies! Como es posible que no se vean la barriga.
Segundo;
empezamos el régimen (como cualquier lunes), su verdurita al vapor con su
pescadito y tu erre que erre que lo haces y el termina su comidita y directo al
dulce. Pero vamos a ver, ¿Por qué se supone que a mí me engorda el dulce y a él
no?
Tercero;
cada mañana una horita de bicicleta y el diez minutos de gimnasia pasiva para
fortalecer la espalda, ¡pero tranquilas! por lo menos se hace doce abdominales
y no os creáis que es poco.
El
no necesita más, esta todo el día de lado a lado sin parar de moverse. ¿Y tú? Deberá
pensar que estas todo el día sentada en el sofá comiendo pipas mientras por
arte de magia se barre, se plancha, se friega, se hacen las camas, la comida,
los cristales, el polvo…
Nada
chicas, es por de mas lo que no tiene solución no tiene solución.
Y
si ahí se acabara todo, ¡es alucinante ver la cara de bobos que se les pone
cuando una preciosidad de 25 años se les cruza por el camino! Pero más
alucinante es cuando al momento te dicen: “cariño, tienes que cuidarte un poco
más”. ¡Cuidarme un poco más! ¡Despierta chico! Tengo 46 años, tres hijos y
trabajo veinticuatro horas al día…
En
ese momento me cabreo conmigo misma, ¿pero que se ha creído este? Que puedo
volver a tener 25 años. No puedo volver a tener 25 años y la verdad es que
tampoco quiero. Mi piel no puede estar tersa ni brillar como antes, mi barriga
por mucha bici o abdominales nunca estará dura, ni marcaran abdominales. Nunca
me volveré a poner una talla 38 y ni aparentare ser más joven.
Y
según voy pensando eso, más me voy cabreando. No es justo, yo era así cuando tenía
25 años, yo era así cuando él se enamoro de mí y ¡ya no se acuerda!
Yo
he tenido a sus hijos y los he criado, yo he hecho de criada en su casa y he
dejado a un lado mis sueños por esa familia y ahora cuando ya no soy esa monada
de antes resulta que estoy gorda, GORDA!!!!
Y
todo mi tiempo compartido con él, y todo ese camino recorrido y todos esos sueños
que hemos creado, esos hijos… todo eso ya no importa porque estoy GORDA.
Os
voy a decir una cosa, no estoy gorda, el tiempo pasa y no perdona, pero tampoco
le perdona a él, aunque no se quiera dar cuenta y el tampoco tiene 25 años.
Yo
no tengo el problema, el problema lo tiene el que es el que no sabe ver con los
ojos y ve con… bueno ya sabéis con que.
No
aprecia el tiempo pasado, ni aprecia lo compartido; se limita a apreciar tan
solo una belleza y no olvidéis nunca que la belleza de cierta manera es surrealista
y siempre, siempre pasa por que el tiempo nunca se detendrá para nadie.
No
quiero enfadarme más, no quiero sentirme gorda porque sabéis una cosa me quiero
tanto que no necesito que nadie me quiera y yo solita me basto para ver lo
hermosa que soy, tan hermosa como vosotras misma.
Es
una pena que ellos sean incapaces de ver esa hermosura pero el verdadero
problema esta cuando nosotras empezamos a darnos cuenta de que ellos tampoco
tiene 25 años y están gordos.
Cristal